¿Qué es y cómo funciona una tarjeta revolving?
Las tarjetas Revolving son un tipo de tarjetas de crédito que permiten realizar pagos de una forma rápida y sencilla. El problema es que estas tarjetas son mucho más complejas que un simple pago, convirtiéndose en un producto que conlleva grandes riesgos. Por eso, hoy te explicamos detalladamente qué son las tarjetas revolving y cómo funcionan.
¿Qué es una tarjeta Revolving?
Una tarjeta revolving es un producto financiero que permite, como cualquier otra tarjeta de crédito, la realización de pagos de forma totalmente independiente de tu disponibilidad de dinero, pero con la salvedad de que, en vez de tener que pagar a mes vencido, este tipo de tarjeta permite pagar las compras a plazos aplicando intereses como si fueran préstamos al consumo.
Con el uso de estas tarjetas se crean préstamos para realizar las operaciones comerciales con aplazamientos de los diferentes pagos, en caso de que no se tenga disponible efectivo en el momento o que prefieras aplazar los pagos y no tu efectivo.
Uno de sus mayores problemas, es que los intereses mensuales son muy elevados.
El tipo de interés que las empresas que comercializan estas tarjetas tienen que mostrar obligatoriamente es la TAE (Tasa Anual Equivalente). Este índice muestra interés anual de los préstamos y homogeniza el interés del crédito para que el consumidor pueda comparar con productos similares. En estos créditos la TAE suele oscilar entre un 15% hasta un 40%.
¿Cómo funciona una tarjeta Revolving?
La entidad responsable abre una línea de crédito con el cliente para ir cobrando mensualmente unas cuotas fijadas inicialmente. En las tarjetas revolving el importe se recalcula mensualmente, creando un bucle de endeudamiento de forma que, para los clientes, sea prácticamente imposible la devolución total y la finalización del crédito.
Para que se pueda devolver los créditos, los clientes deberán de elegir tres vías:
- Pagar una cantidad fija: los clientes tendrán que pagar una cuantía fija establecida previamente, de forma mensual, hasta que hayan completado el pago de su deuda.
- Pagar un porcentaje: los clientes pagarán mensualmente un porcentaje fijado previamente (suele oscilar entre el 5% y el 25%). Este porcentaje se impone sobre la deuda que se haya producido hasta ese momento.
- Pagar la totalidad del crédito: por último, los clientes tienen la opción de pagar la totalidad del crédito establecido, simplemente funcionando como un crédito de consumo. Esta forma es la menos utilizada, ya que no permite el cobro de intereses por parte de las entidades.
